18 noviembre 2010

Pese al cólera, la venta de comida en la calle sigue sin control y poca higiene

                    
Las medidas de higiene para contrarrestar la posible propagación de la enfermedad del cólera en el país, son apenas teorías sepultadas  por las prácticas de vender y comer alimentos en las calles.  Los guantes, mascarillas y la limpieza con cloro y lavado de manos que exigen los organismos de Salud, no se observan en los puestos de expendio de comida. 
Unas manos teñidas por las manchas, cortan con habilidad y apoyadas en sí mismas, unos trozos de plátanos verdes que se van acumulando en una cubeta. El envase, que ha cambiado su color blanco por un  amarillo oscuro, comparte espacio con otros recipientes que contienen agua, desperdicios y otros víveres, en plena acera y por cuyo contén corren aguas residuales.

Los trozos de plátano hacen turno para ser fritos en un caldero de fondo ennegrecido y lleno de aceite en ebullición.  Como en esta fritura, donde a los  vendedores no se les observa lavarse las manos, ni usar guantes, pese a manipular constantemente los alimentos, pasa en muchos puestos de comidas, coqueros, vendedores de jugos, puestos de empanadas o de frutas, que se observan en la Capital.
Las normas de higiene  que el Ministerio de Salud Pública pidió redoblar,   tampoco son observadas por los consumidores, que llegan a los puestos, piden su alimento, sacan dinero del bolsillo o cartera, y luego se acomodan de la mejor manera  para degustar su manjar, muchas veces a mano.
Manolo Figuereo es un vendedor de frutas en las cercanías del Centro Sanitario La Galván, quien asegura mantener las normas de higiene gracias a un curso que hizo para la venta de comida en las calles.  Además, dice que las autoridades de Salud han supervisado el lugar en dos ocasiones. "Aquí todo está normal", dice, mientras continúa cortando las frutas con el cuchillo que recién sirvió de posada a unas moscas que se mueven entre el mostrador de la caseta y el balde con las cáscaras que desecha de las frutas.
José Miguel Suero, dueño de una fritura en Villa Juana, dice que al lugar llegaron unos promotores de salud que colocaron unos cartelones referentes al  cólera, pero cuenta que una vez éstos salieron, los carteles fueron despegados porque las paredes estaban recién pintadas. 
Cuca es el nombre de una señora, cuyo puesto de comida, en una minivan, lleva su nombre, en la Autopista de San Isidro.  La señora sostiene que, aunque ningún personal de salud la ha visitado, ella mantiene todas las normas de higiene.  "Yo vivo con las manos metidas en agua de cloro todo el día", comenta mientras agarra con ambas manos una tajada de aguacate, que troza en dos y coloca un pedazo  en el plato del cliente, que parado  frente al mostrador comía un arroz con güandules guisados y carne.
Medidas
Desde agosto del año pasado, Salud Pública (SP) y el Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) firmaron un acuerdo para regular la venta de comida en las calles, a los fines de que los vendedores cumplieran con las normas de salubridad y fuesen dotados de una licencia para operar. 
Sin embargo, en la actualidad, esto no ha sido posible. José Miguel Carrión, vocero del ADN, sostiene que ya se trabajó un censo para identificar los lugares donde pueden operar los puestos de comidas, pero afirma que todavía se están depurando.  Explica que para la licencia se requería, además, depurar a los vendedores y realizarles exámenes de salud, que estarían a cargo de SP, pero que esa entidad aún no  ha cumplido esa parte.
A raíz de la crisis de cólera en Haití, que ha matado a más de mil personas, las autoridades dominicanas emitieron alertas y anunciaron medidas, para regular la venta de comida en espacios públicos.  
Se incautan de utensilios
Tras el anuncio que hicieron recientemente SP y el ADN  de regular la venta de alimentos en calles y en las cercanías de hospitales y escuelas como medida contra el cólera, el cabildo se habría  incautado de cientos de cocinas móviles, cilindros de gas, triciclos, carretas, neveras y anafes, que supuestamente eran utilizados para el expendio de comida sin controles de calidad y ni autorización.

 
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