22 septiembre 2011

Los dominicanos salen de Puerto Rico por crisis

                    
Como consecuencia de las manifestaciones de repudio que reciben los dominicanos radicados en la isla y la precaria situación que presenta la economía, el consulado dominicano en San Juan emite un promedio de dos cartas de rutas diarias a criollos indocumentados que deciden regresar voluntariamente a su patria natal.

Esta realidad se puede verificar con tan solo pasearse por la Plaza Barceló, un parque situado en la zona de Barrio Obrero, donde cada día decenas de dominicanos desempleados esperan a que un compatriota o boricua les pague unos cuantos dólares para realizar una “chiripa”.

El parque donde los criollos juegan dominó para disipar la intranquilidad que provoca la desocupación laboral, está rodeado de negocios de venta de comidas, tiendas, compraventas, colmadones y tarantines, propiedad de dominicanos. La mayoría de los que por allí pululan no tienen trabajo desde hace meses y años. Muchos, incluso, se ven obligados a pedir para comer.

Un segmento importante de dominicanos vive de la industria de la construcción. Pero los datos oficiales apuntan a que desde el 2009 al 2010 las obras gubernamentales en Puerto Rico cayeron en un 69.9% y las licencias para proyectos del sector privado, en un 26%. Y la minoría que trabaja en instituciones del gobierno sufre igual la cancelación de miles de empleados públicos en los últimos años.

Se calcula que desde que inició la contracción económica, la economía boricua ha perdido el 12% de su capacidad productiva. El Departamento de Trabajo registra que hasta agosto de este año el número de desocupados era de 207 mil, lo que sitúa en un 16.4 por ciento la tasa de desempleo en Puerto Rico.

“Aquí no hay empleos. Las oportunidades de desarrollo son mínimas y el dominicano ha tenido que irse. Literalmente, el dominicano está pasando hambre aquí en Puerto Rico”, explica Álvaro Núñez, encargado del Departamento de Asuntos Migratorios del consulado dominicano en San Juan.

Núñez dijo que a su llegada al cargo, hace seis años, solamente emitía una carta de ruta al día y que ahora, en vez de 30 son 60 los documentos de ese tipo que entrega a dominicanos que salen huyéndole al discrimen y las paupérrimas condiciones de vida que experimentan en la vecina isla.

Aunque no existen estadísticas del número de criollos que dejan a Puerto Rico por los atropellos, “el trato desigual los ha forzado a tomar la decisión drástica de abandonar el sueño que los hizo llegar hasta acá”, apunta Núñez.

El Departamento de Justicia de Estados Unidos denunció en un informe reciente que la Policía de Puerto Rico discrimina a los dominicanos. Núñez considera que ya la situación de atropellos se les fue de las manos a las autoridades de la isla, al extremo de que entiende que los agentes asumen como norma la persecución de los criollos en las calles.

Concluye en que los malos tratos que padece la diáspora de los uniformados boricuas y en distintos ámbitos de la vida del Estado llevan a un incremento de la emisión de cartas de ruta, que es un documento avalado por las autoridades consulares, que les permite a los dominicanos que permanecen en Puerto Rico de forma ilegal, poder viajar a su país sin necesidad de tener un pasaporte visado. Se cree que en la “Isla del Encanto” hay entre 250 y 300 mil dominicanos, legales e indocumentados, aunque el censo de 2010 en Puerto Rico contabilizó a 68 mil criollos regularizados.

El catedrático Alberto Correa, un dominicano con más de 20 años en Puerto Rico, no ve razones para que muchos puertorriqueños insistan en mantener una actitud de rechazo hacia los criollos, dado que desde su punto de vista los aportes de la comunidad dominicana en la isla son incluso históricas.

“Algunas veces, yo he ido a los medios a reclamar que las cosas positivas de nosotros los dominicanos en el exterior, pues no se enfatizan, sobre todo en Puerto Rico, y sí los deslices de alguno que otro compatriota”, protesta Correa, profesor de la Universidad de Puerto Rico.
Resaltan aportes de criollos
Como resultado de la situación de discrimen, el Comité Dominicano de los Derechos Humanos en Puerto Rico ha sostenido encuentros con distintas administraciones del gobierno federal, donde ha explicado en detalles los aportes que con su trabajo productivo hace la comunidad dominicana a la isla.

Dentro de estos aspectos, se resalta que República Dominicana es el segundo socio comercial de Puerto Rico, después de los Estados Unidos, la cantidad de profesionales en las áreas de ingeniería, medicina, servicios y comercio. “Las mujeres dominicanas son las que cuidan los hijos y los viejos de las familias de los puertorriqueños”, expresa Esteban Reyes, presidente del comité. “Entonces, nosotros nos preguntamos, ¿por qué si nosotros aportamos a nivel económico, social y a nivel profesional, hay una persecución tan brutal en contra de nuestra comunidad?”, cuestionó Reyes, un activista con más de 25 años ininterrumpidos defendiendo los derechos fundamentales de los criollos establecidos en Puerto Rico.

Reyes está convencido de que la discriminación en contra de los dominicanos es institucional porque, a su juicio, se da en los estamentos del gobierno, como salud, educación y desde la Policía estatal y municipal.
Defienden laboriosidad

Dominicanos consultados sobre los atropellos que le atribuyen a las autoridades de Puerto Rico aseguran que hay sectores que han querido clasificar a la población dominicana en este país como ghetto, que no es más que un área separada para un determinado grupo por su origen étnico, cultural o religioso. Sin embargo, datos del consulado dominicano dan cuenta de que los criollos forman parte de los diferentes estratos de la sociedad puertorriqueña, fundamentalmente por su activa participación.

 
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