01 octubre 2011

La infidelidad no tiene por qué destruir una pareja

                    
Existen una gran variedad de culturas con diferentes ideas acerca de cualquier aspecto de la vida: las relaciones sociales, sexuales, parentales etc. La antropóloga social Judith Stacey, de la Universidad de Nueva York, ha descubierto otra manera de entender el problemático fenómeno de la infidelidad, concretamente, una manera diferente de entender las relaciones de pareja de forma más distendida y despreocupada, más enfocada a uno mismo que al concepto de "pareja".


Cerca del Tíbet, entre las provincias de Yunnam y Sichuan, se alza la etnia mosuo, una comunidad peculiar porque sus gentes no practican el matrimonio y porque para ellos la infidelidad es una manera de vivir.

Sexo y familia por separado

Las mujeres mosuo presumen de su libertad desde los 13 años, edad en la que reciben legalmente la "cámara de flor". El ritual consiste en una ceremonia de iniciación en la que se les dota de un dormitorio donde a lo largo de su vida podrán invitar, recibir o rechazar a tantos amantes como ellas deseen. Sin embargo, los varones mosuo no reciben tal "dormitorio". En su lugar la tribu les da la bendición para que puedan establecer las relaciones que prefieran, un permiso llamado tisese. Los mosuo no entienden la unión entre el sexo y la famlia, para ellos exista una estricta barrera que los separa.
Según afrima Judith Stacy, "la mujer puede tener los amantes que quiera, muchos o pocos, sin que sea estigmatizada, ya que todos los hijos pertenecen a la comunidad, y los que adoptan adquieren el nombre de la línea maternal", declaración recogida por el El País Semanal. En su libro, Unhicthed (Desenganchado), la antropóloga detalla la unusual vida de esta tribu y recoge la impresión de los mosuo sobre lo que ellos llaman el "ecosistema sexual igualitario".

La infidelidad no existe

Para Stacy, "todo es válido siempre que el acuerdo sea mutuo en la pareja". Los mosuo entienden el sexo nocturno como algo privado, aunque es cierto que aunque la mayoría no haga uso del matrimonio, existen entre ellos las familias monógamas y los hombres que pueden formar sus parejas aparte. Para el resto del mundo la infidelidad es una traición.
Stacy afirma que para los mosuo "la fidelidad o infidelidad no existen. Tampoco el divorcio, la soltería, ni el hecho de quedarse viudo" y no tiene por qué ser malo o terrible, simplemente es una manera de entender la vida poco común.

¿Hipocresía social?

La historia de esta peculiar tribu ha suscitado mucha curiosidad en aquellos que se han topado con ella. Algunos los han tachado de promiscuos.
La visión de la infidelidad para el resto es entendida en su sentido más peyorativo. Pero a pesar de esta idea, el número de infieles no cesa y sigue creciendo, hasta el punto de que varias personas han llegado a ver esta práctica como un gran negocio. Es el caso de la famosa agencia Ashley Madison, conocida por aquella campaña publicitaria en la que aparecían el ex presidente Clinton, el príncipe Carlos de Inglaterra y el rey Juan Carlos bajo el lema "deberían haber usado sus servicios".
La labor de Ashley Madison es ofrecer a sus miembros, casados o comprometidos, una aventura en la más absoluta privacidad. Su fundador, el canadiense Noel Biderman, ha sido acusado en varias ocasiones de fomentar la infidelidad.

Redefinición y negociación

¿Puede la infidelidad destruir un matrimonio o es asequible con el mismo? La conclusión de la antropóloga Judith Stacy insiste en la negociación de la pareja. "La infidelidad no implica la destrucción automática de la pareja. Habría que redefinirla".

 
Design By Adonis Almanzar - Twitter - Facebook