Cerca del Tíbet, entre las provincias de Yunnam y Sichuan, se alza la etnia mosuo, una comunidad peculiar porque sus gentes no practican el matrimonio y porque para ellos la infidelidad es una manera de vivir.
Sexo y familia por separado
Las mujeres mosuo presumen de su libertad desde los 13 años, edad en la que reciben legalmente la "cámara de flor". El ritual consiste en una ceremonia de iniciación en la que se les dota de un dormitorio donde a lo largo de su vida podrán invitar, recibir o rechazar a tantos amantes como ellas deseen. Sin embargo, los varones mosuo no reciben tal "dormitorio". En su lugar la tribu les da la bendición para que puedan establecer las relaciones que prefieran, un permiso llamado tisese. Los mosuo no entienden la unión entre el sexo y la famlia, para ellos exista una estricta barrera que los separa.Según afrima Judith Stacy, "la mujer puede tener los amantes que quiera, muchos o pocos, sin que sea estigmatizada, ya que todos los hijos pertenecen a la comunidad, y los que adoptan adquieren el nombre de la línea maternal", declaración recogida por el El País Semanal. En su libro, Unhicthed (Desenganchado), la antropóloga detalla la unusual vida de esta tribu y recoge la impresión de los mosuo sobre lo que ellos llaman el "ecosistema sexual igualitario".
La infidelidad no existe
Para Stacy, "todo es válido siempre que el acuerdo sea mutuo en la pareja". Los mosuo entienden el sexo nocturno como algo privado, aunque es cierto que aunque la mayoría no haga uso del matrimonio, existen entre ellos las familias monógamas y los hombres que pueden formar sus parejas aparte. Para el resto del mundo la infidelidad es una traición.Stacy afirma que para los mosuo "la fidelidad o infidelidad no existen. Tampoco el divorcio, la soltería, ni el hecho de quedarse viudo" y no tiene por qué ser malo o terrible, simplemente es una manera de entender la vida poco común.
¿Hipocresía social?
La historia de esta peculiar tribu ha suscitado mucha curiosidad en aquellos que se han topado con ella. Algunos los han tachado de promiscuos.La visión de la infidelidad para el resto es entendida en su sentido más peyorativo. Pero a pesar de esta idea, el número de infieles no cesa y sigue creciendo, hasta el punto de que varias personas han llegado a ver esta práctica como un gran negocio. Es el caso de la famosa agencia Ashley Madison, conocida por aquella campaña publicitaria en la que aparecían el ex presidente Clinton, el príncipe Carlos de Inglaterra y el rey Juan Carlos bajo el lema "deberían haber usado sus servicios".
La labor de Ashley Madison es ofrecer a sus miembros, casados o comprometidos, una aventura en la más absoluta privacidad. Su fundador, el canadiense Noel Biderman, ha sido acusado en varias ocasiones de fomentar la infidelidad.