Cuando supo que un tumor pondría fin a su vida, le hizo una extraña
petición a su hermana, que se casara con su esposo. Cuando Jackie DeVita
vio que un tumor iba a poner fin a su vida a los 42 años solo tenía una
preocupación: ¿qué sería de sus hijos cuando ella muriera
inevitablemente? La única solución para asegurarse de
que iba a descansar en paz cuando le llegara la hora recaía en la que
estaba sentada a su lado, en el borde de la cama del hospital: su
hermana Colleen.
"Quiero saber que los tres estamos metidos en esto", le
dijo, según recuerda hoy Colleen. Se refería a ella misma, que pronto
desaparecería de la escena, a su marido Richard y a Colleen. Y añadió:
"No dejes nunca a mis hijos". Y le pidió que se casara con su marido,
que ocupara su lugar en la familia. La reacción de Colleen en ese
momento dio a entender lo contrario de lo que terminó ocurriendo con el
tiempo: tras cuidar a sus hijos durante un año, descubrió que sí, que
estaba enamorada del viudo de su hermana. Y que podía cumplir su deseo
de casarse con él y reemplazarla en la familia.
Las hermanas han compartido mucho en la vida. Nacieron con un año de
diferencia. De hecho, fue Colleen la que presentó a Jackie al que sería
su marido, Richard. Claro que eso era en 1988 y, en principio, Richard
solo era el jefe de Colleen en Florida (Estados Unidos). En 1994 se
casaron. Tan unidas estaban las hermanas que el matrimonio se hizo de
tres: "Desde que Jackie y Richard se conocieron, estábamos siempre
juntos los tres", recuerda Colleen para la agencia Associated Press.
"Salíamos todos los fines de semana a la playa. Como yo estaba soltera,
siempre podía acoplarme, pero me encantaba porque podía compartir el
amor que Richard sentía hacia Jackie. Sus hijos me conocían como si yo
fuera su madre".
Los hijos eran tres. Uno de ellos tenía síndrome de Down. La salud de la
madre también se resentiría por el cerebro: ahí fue donde, en 2005,
emergió el tumor que acabaría matándola. Colleen dejó de trabajar para
Richad y se mudó con su hermana y su familia. En junio de 2008 Jackie
murió. Tras el funeral, Colleen reunió a los hijos y les pidió su
aprobación para cumplir los deseos de la madre. Al poco, Richard y
Colleen se casaron.
Colleen estaba soltera, pero no era una solterona. Según Richard, su
incapacidad para encontrar marido solo era parte del "plan de Dios" para
que pudieran terminar juntos, dando paz a la difunta hermana, y
perpetuando una familia que, en realidad, llevaba gestándose muchos
años. Ni siquiera Colleen lo sabía entonces. Ni cuando pasaba tanto
tiempo con Jackie, ni cuando esta le dio su anillo de bodas antes de
morir, pidiéndole que la reemplazara en la familia.
"Soy feliz", concluye Colleen. "He amado a este hombre como jefe, como
cuñado y ahora lo amo como marido. No estaba enamorada de él entonces,
pero lo amaba. Ahora lo estoy. Es un buen hombre"


viernes, noviembre 18, 2011
ComunidadRD

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